Quemaduras graves

PROBLEMAS ASOCIADOS: METABÓLICOS, HORMONALES, CARDÍACOS, EMOCIONALES.

SECUELAS 

Escrito por el Dr. Pablo Rubén Koval, médico especialista en Medicina para la Autoorganización, Argentina.

Pese a la mejoría en la tasa de mortalidad durante la última década, las consecuencias en la salud de la persona con quemaduras graves es enorme y continúa siendo un desafío para los clínicos. Existe evidencia creciente que las respuestas del organismo que ocurren inmediatamente o poco después de una quemadura afecta la evolución a largo plazo de los pacientes con quemaduras graves. Las principales respuestas durante la fase aguda post-quemadura tiene que ver con un metabolismo en exceso (particularmente en la rama catabólica, es decir de destrucción, seguida después por el gran trabajo de reparación y reconstrucción), con un proceso inflamatorio persistente que se inicia inmediatamente tras la quemadura y persiste durante varios meses y con cambios hormonales importantes.

Pese a los avances logrados en el cuidado de la persona quemada durante la última década, los daños ulteriores continúan siendo un desafío clínico y se asocian con graves discapacidades y limitaciones para la víctima. Las quemaduras superiores al 30-40% de la superficie corporal inducen una respuesta inflamatoria e hipermetabólica que dura hasta 2 años después del daño inicial. La demanda metabólica y los requerimientos energéticos son inmensos y se expresan en la movilización de proteínas y aminoácidos. También los niveles en sangre de triglicéridos y de ácidos grasos aumentan significativamente durante todo el tiempo de estadía en el hospital. Son llamativos los cambios en la actividad hormonal. En general, la enfermedad crítica se caracteriza por marcada alteración en los ejes que vinculan hipotálamo-hipófisis-glándulas periféricas, cuya gravedad se asocia con el riesgo de enfermedad y mortalidad. Uno de los ejes hormonales afectados de mayor importancia es el hormona de crecimiento-factor de crecimiento tipo insulina-insulina. El otro eje hormonal que puede desempeñar un papel importante es el tiroideo. Otro hecho llamativo es que la osteocalcina y la hormona paratiroidea, hormonas vinculadas al metabolismo óseo, disminuyen drásticamente durante la fase aguda postquemadura. Ocurren también cambios en la función cardíaca. Actualmente existe evidencia que la frecuencia cardíaca persiste aumentada hasta 2 años después de la quemadura. Es sabido que el stress cardíaco y la disfunción miocárdica son contribuyentes principales en la mortalidad en los grandes quemados.

Pero además de todo ésto, está el severo dolor, el sufrimiento que causan las curaciones, las deformidades, las pérdidas, las limitaciones, la alteración severa de las relaciones personales.

La Medicina Clásica aún no ha encontrado una salida a estos problemas y eso probablemente se deba al hecho de que analiza los diferentes aspectos por separado, no los integra en ese Ser que es único y diferente a todos los demás quemados. Para la Medicina para la Autoorganización, todos los cambios señalados que ocurren tras quemaduras graves, se deben a la severa irritación a que es sometido el sistema nervioso en general. Todos esos cambios inflamatorios, metabólicos, hormonales, cardíacos, emocionales, espirituales se corresponden con alteraciones en los circuitos neurales, naturales, de autoorganización. Y esos cambios son individuales y únicos para cada persona afectada. El organismo busca por todos los medios, primero hacer frente a la agresión y luego, encontrar nuevamente la armonía perdida. La Medicina para la Autoorganización también toma muy en cuenta el estado en que se encontraba el organismo de la persona antes de sufrir quemaduras graves. No será la misma respuesta la de un organismo saludable que la de un organismo cuyo sistema nervioso ya se encontraba afectado por problemas previos.

La Medicina para la Autoorganización además de tener una concepción diferente del problema, cuenta con recursos como para ayudar al organismo agredido a recuperar, mediante facilitación y no con medidas impositivas, sus circuitos autoorganizativos biológicamente económicos. Esto habitualmente permite reducir el gasto energético necesario para la defensa y para la reparación y reconstrucción y por ende cambia drásticamente, a favor, la evolución de la persona con quemaduras graves.