Hernia de disco

Tratamiento NO Quirúrgico

Escrito por el Dr. Pablo Rubén Koval, médico especialista en Medicina para la Autoorganización, Argentina.

Los discos intervertebrales son estructuras que poseen cierta flexibilidad y permiten los movimientos de la columna. El disco posee un anillo fibroso y encierra en su interior una sustancia gelatinosa. El disco intervertebral es una estructura viva y requiere de nutrientes, agua, oxígeno, glucosa, proteínas, etc.; como tiene su propio metabolismo produce sustancias tóxicas que deben ser eliminadas. La entrada y salida de sustancias se realiza a través de la sangre y de la linfa y todo el proceso es regulado por el sistema nervioso. La vitalidad del disco en definitiva depende del sistema nervioso. Una de las capacidades naturales del organismo es mantener la vitalidad de los tejidos y repararlos cuando se produce algún daño.

La hernia discal está constituida por la sustancia gelatinosa del disco, otros restos y edema local.

Pero, ¿por qué el disco pierde vitalidad, se rompe y el contenido gelatinoso sale de su interior? Es decir, ¿por qué se forma la hernia?. La respuesta es que se ha alterado o perdido la capacidad del organismo de mantener ese tejido en buen estado. Esto ocurre cuando el sistema nervioso funciona de un modo inadecuado por la presencia de uno o varios campos interferentes. El lugar que resulta afectado suele ser un sitio más débil por constitución o genética o porque ha recibido algún traumatismo en otro momento de la vida, en este caso un disco intervertebral.

El dolor agudo puede deberse a que la hernia comprime una raíz nerviosa, a la presencia de edema en la región de la hernia que aumenta la compresión de la raíz o a contractura muscular regional. Esto suele resolverse con tratamiento local o antiinflamatorios.

Pero cuando el dolor es persistente, crónico, en general se trata de un problema complejo asociado a la pérdida de la capacidad reparadora normal del sistema nervioso. La alteración o pérdida de esa función suele deberse a la presencia de uno o más campos interferentes.

Cirugías en cualquier parte del cuerpo, traumatismos, heridas, emociones fuertes, procesos inflamatorios acontecidos en el pasado pueden constituir la irritación inicial y causal de todo el problema actual. Funcionan como campos interferentes que comprometen la capacidad de autoorganización natural (auto-regulación, auto-reparación) y se mantendrán en la memoria del cuerpo hasta tanto no sean corregidas mediante tratamiento adecuado. Durante la vida se acumulan este tipo de irritaciones, el organismo las va compensando.

La postura, un esfuerzo, un problema emocional o el estrés suelen representar sólo el desencadenante
-no la causa- en un sistema sobrecargado por otras irritaciones.

Para la medicina clásica el problema comienza porque "apareció" una hernia que causa dolor, hormigueo y limitación del movimiento. Sin embargo no siempre la presencia de una hernia se asocia con dolor y no siempre dolor de columna significa presencia de una hernia.

Según nuestra visión del problema, los síntomas como el dolor, el hormigueo, etc., representan el último eslabón de una cadena de al menos tres eslabones. Tratar el último eslabón de una cadena significa tratamiento sintomático, es decir solución temporaria sin resolución de la causa.

El segundo eslabón en esta cadena está representado por el deterioro del tejido que forma el disco intervertebral permitiendo su ruptura y la salida del contenido (hernia) y por la contractura muscular regional. Tratar este segundo eslabón con corticoides (cortisona), kinesiología, cirugía o relajantes musculares también es ofrecer un tratamiento que no va dirigido a la causa, es paliativo y no resuelve el problema.

El primer eslabón de la cadena suele ser un campo interferente en cualquier sitio del cuerpo que con el tiempo provoca cambios morfológicos en el hueso, disco o cartílago vertebral o, contractura muscular. El tratamiento de elección y generalmente curativo es el del campo interferente causal.