Osteoporosis

Osteopenia

Escrito por el Dr. Pablo Rubén Koval, médico especialista en Medicina para la Autoorganización, Argentina.

Osteoporosis

La osteoporosis por si misma no es causa de dolor. Las fracturas asociadas con osteoporosis son dolorosas. Cuando después de una fractura el dolor persiste más tiempo que el habitual la causa hay que buscarla en los tejidos blandos de la región: tendones, músculos, arterias, piel.

La osteoporosis es un signo de desequilibrio, de desarmonía, de pérdida del orden vital. Cuando eso ocurre es porque hay un trastorno en el funcionamiento de ese organismo; el orden natural tendiente al estado de salud, por alguna razón se ha perdido. La osteoporosis es el resultado de un proceso. Si el hueso pierde más calcio que el que fija, aparece la osteoporosis u osteopenia. El organismo sabe cuánto calcio tiene que estar en la sangre, cuánto en los huesos y cuánto en la orina. Cuando se logra, con tratamiento adecuado, recuperar la capacidad natural del organismo no hace falta tomar calcio extra ni ningún tratamiento fijador del calcio.

La causa de la osteoporosis habitualmente es una irritación del sistema nervioso ocurrida con anterioridad (meses, años), en cualquier lugar del organismo, que finalmente interfiere la capacidad de autoorganización natural. Esa irritación se mantendrá en la memoria del cuerpo hasta tanto no sea corregida mediante tratamiento adecuado.

Una cirugía, un traumatismo, emociones fuertes, un proceso inflamatorio acontecidos en el pasado pueden constituir la irritación inicial y causal de todo el problema actual. Durante la vida se acumulan este tipo de irritaciones, el organismo las va compensando hasta que un momento dado, temprano o tarde, una nueva irritación grande o pequeña produce el desequilibrio y los huesos comienzan a perder calcio.

Problemas de salud persistentes o recurrentes 
Campos interferentes

Los campos interferentes ejercen estímulos fuertes sobre el sistema nervioso y pueden dar lugar al establecimiento de problemas de salud persistentes o recurrentes en cualquier parte del organismo. En la misma persona pueden coexistir varios campos interferentes. La medicina clásica no reconoce su existencia.

Los campos interferentes pueden haberse desarrollado en donde, en algún momento de la vida de la persona, hubo: 
> un proceso inflamatorio o infeccioso: amígdalas (faringitis, anginas, difteria, mononucleosis, escarlatina); adenoides; senos de la cara (sinusitis); oídos (otitis); sistema nervioso central (meningitis, encefalitis); hígado (hepatitis); vesícula; páncreas; pulmón; bronquios; estómago; intestino; apéndice; riñón; vejiga (cistitis); próstata; pene (venéreas); ovarios; útero; vagina (infecciones); abscesos; úlceras; etc. 
> una cicatriz por cirugía o herida en piel, mucosa, músculo, víscera, tendón o hueso (fractura). 
> un traumatismo (golpe, caída, agresión física)
> problemas odontológicos: cicatrices de extracciones; una pieza desvitalizada (conducto); compromiso de la pulpa dentaria (nervio) por un arreglo profundo; granuloma; infecciones óseas residuales; quistes; odontomas; procesos inflamatorios o infecciosos presentes o pasados: periodontitis, bolsas gingivales; piezas en posición anómala, retenidas, semi-retenidas, desplazadas o inclinadas; muelas de juicio sanas sin espacio propio o en contacto con el canal del nervio mandibular; piezas embrionarias; restos de raíces; piezas utilizadas como pilares de puentes; metales (implantes, pernos, amalgamas, ganchos, prótesis); endodoncias con sobreobturación del material de relleno que irritan el hueso subyacente; ortodoncia en adultos y trastornos oclusivos (mordida). 
> la memoria corporal de una carga afectiva, emocional o daño psicológico (estrés, pérdida, abuso sexual, tortura, etc.).
> un cuerpo extraño (metal, vidrio, hilo de sutura, talco de los guantes, etc.).

Una vez eliminados los estímulos nocivos provenientes de campos interferentes, las funciones corporales recuperan su normalidad y el organismo inicia su proceso de curación. Muchas veces los cambios son rápidos.

Nuestra tarea es encontrar el origen de la irritación del sistema nervioso y resolverla. El organismo se encargará de su propia curación.

Tratamiento

Ese desequilibrio en la fijación/pérdida de calcio del hueso no puede corregirse con el aporte de calcio y/o de medicamentos supuestamente fijadores porque el organismo ha perdido la capacidad de autoorganización. Ningún estudio permite confirmar que ese tipo de tratamiento reduzca notablemente las posibilidades de fractura.

Para resolver un problema de esa naturaleza es necesario encontrar la causa del desequilibrio y corregirla, facilitando así la autoorganización. La medicina para la autoorganización mediante terapia neural o modulación neuromuscular cumple el objetivo. La odontología neurofocal también es parte integrante de este nuevo concepto médico.