Terapia Neural: Historias de vida.

20.01.2017

Continuamos esta semana con la segunda parte del artículo "Qué es la Terapia Neural" donde os mostraremos algunos casos de pacientes, breves historias de vida que hacen más comprensibles los conceptos explicados anteriormente. Queremos destacar que son simples relatos de hechos sucedidos en un momento dado en una consulta de Terapia neural.

La búsqueda del fenómeno en segundos no pretende ni debe ser un objetivo en cada acto neuralterapéutico, eso sería un error. Los casos expuestos en este artículo son reales, y creo que pueden ayudan a entender y valorar esta terapia, pero no deben hacer pensar al lector que la evolución es siempre tan rápida y agradecida.

  • Elena es una niña de 2 años que realiza crisis asmáticas cada 15 días desde los 6 meses de edad, junto con múltiples cuadros de bronquitis. Su madre busca una alternativa a los antibióticos, corticoides y broncodilatadores y dice estar cansada de ir a urgencias cada dos semanas, siempre sale con el mismo tratamiento. Le pincho varias pápulas con procaína 0.5% en el segmento de tórax y le aconsejo sustituir los lácticos por licuados de soja o de frutos secos. A los 15 días repetimos la sesión de pinchazos porque volvía a tener una crisis, aunque más leve. Han pasado 6 meses y la niña sigue sin ninguna crisis asmática ni bronquitis. Está más tranquila y vuelve a jugar con su primo sin pelearse en cada momento. Ha recuperado peso. En los niños, esta reacción tan rápida a la terapia neural es muy frecuente, y en ellos, una o dos sesiones suelen ser suficientes en la mayoría de los casos.

  • Varón de 32 años que acude por padecer rinitis y conjuntivitis alérgica de 12 años de evolución. Al principio, las crisis eran sólo primaverales. En los últimos años se han vuelto diarias, y los antihistamínicos apenas le alivian. Durante su infancia padeció de amigdalitis de repetición, tratadas con antibióticos y antitérmicos."Casualmente" desde que crea el cuadro alérgico, no hace infecciones de garganta. Aplicando procaína en sus polos amigdalares, este señor nota como se le destapa la nariz. Al día siguiente, se prepara para su habitual salva matutina de estornudos, pero éstos no llegan, ni tampoco la mucosidad nasal ni el lagrimeo. A los 20 días reaparecen los síntomas, aunque más leves. Una segunda inyección en los polos amigdalares provoca la misma desaparición de las molestias. Al cabo de varios meses este paciente acude porque le regresaron los síntomas de la alergia después de tomar antibióticos y antitérmicos para suprimir una faringoamigdalitis que hizo como las que tenía de pequeñito. Vuelvo a aplicar el estímulo neuralterapéutico en la misma zona. En la actualidad sigue sin crisis alérgicas.

  • Una mujer de 49 años que padece mareos desde los 14 años y que atribuían a su hipotensión habitual (80/50 mmHg) acude a visitarse. La sensación de vértigo ha empeorado mucho en los últimos 5 meses. En la historia nos cuenta que le extirparon las amígdalas a los 4 años de edad, y que a menudo sufre de intensas irritaciones de faringe. Las menstruaciones son regulares y muy abundantes. Dos partos y ningún aborto. Se le complicó la extracción del cordal 38. Los cordales 18 y 48 no tienen espacio retromolar, y el 28 está incluido. Le aplico procaína al 0.5% en los polos amigdalares, y la sensación de vértigo desaparece inmediatamente. La señora se acuesta y se reincorpora de la camilla en varias ocasiones y refiere no sentir mareo alguno. En la actualidad esta mujer sigue sin mareos ni vértigos.

  • Como vemos, con un mismo campo interferente, en este caso son las amígdalas, una persona puede manifestar la enfermedad en cualquier área de su cuerpo, y en ese proceso van a intervenir múltiples factores y variables que desconocemos. Para que alguien se mantenga en un estado de vértigo inhabilitante durante varios meses, algún otro agente desestabilizador debe haber además de su foco amigdalar. Yo interpreto que, a través de la historia clínica, del diálogo, podemos llegar a entender (si aprendemos a escuchar) que ese foco amigdalar es, para ella, desequilibrante. El estímulo neuralterapéutico puede repolarizar fácilmente esa zona del neurovegetativo, y ese estímulo regulador en una área tan específica del todo, es una oportunidad que tiene esa totalidad para buscar un nuevo orden, de mayor bienestar, en el que el vértigo ya no es necesario.


Un señor de 52 años acude por dolor en su hombro izquierdo, que no mejoró con antiinflamatorios, ni con infiltraciones de cortisona ni con una intervención. Se diagnosticó de tendinitis. La intervención dejó como secuela una importante limitación en la movilidad. Le han recomendado reintervenir pero él prefiere que probemos con la terapia neural, ya que hace unos años ésta le ayudó a "solucionar" su herpes zoster genital que llevaba años manifestándose. Primeramente le inyecto en la cicatriz de la intervención y en unos puntos dolorosos de la zona, y debido a su mejoría instantánea, no hacemos nada más. A los 10 días acude de nuevo porque el dolor regresó a las pocas horas de pinchar. Le apliqué la procaína una vez más en la cicatriz y en el ganglio estrellado izquierdo, y mejoró otra vez de inmediato. 20 días más tarde regresa a la consulta diciendo que su dolor reapareció a las pocas horas pero que además, durante 2 días le aparecieron unas vesículas en el pene que le recordaban al herpes zoster genital que tuvo hacía unos años, pero las lesiones desaparecieron solas. Fueron como una señal que nos da el organismo que indica que por ahí queda una irritación. A eso le llamamos el salto del campo interferente. Debemos saber escuchar qué nos está diciendo la persona mediante su neurovegetativo, con sus signos y síntomas. Aunque yo, después de unos años, haya olvidado que este señor tenía una irritación importante en sus genitales, la memoria de su sistema nervioso nos hizo recordar que tal irritación seguí ahí. Después de aplicar la procaína en su plexo pélvico-prostático, el señor empezó a mover su hombro sin dolor y sin limitaciones. Han pasado tres años y sigue bien.

 El último caso que expongo es tan importante como los anteriores. Señora de 36 años con dolores generalizados y agotamiento, a la que han diagnosticado de fibromialgia. Después de acudir en cuatro ocasiones a mi consultorio, llama por teléfono diciendo: "mira, no vendré más porque estoy harta de recibir pinchazos y permanecer igual". Esta situación también se da, a veces, en la terapia neural.

Ventajas

Como dice Machiavelli, traumatólogo argentino, comparada con el resto de la terapéutica conocida y utilizable para un mismo fin, la TN constituye un modo de tratar de muy buenos resultados, muy económica, de alta confiabilidad y de muy baja yatrogenia.

Machiavelli nos sigue contando que la Terapia Neural tiene ventajas comparativas respecto a otras propuestas terapéuticas, no sólo por los buenos resultados terapéuticos que se obtienen, sino que ellas también se manifiestan en el proceso mediante el cual un organismo enfermo accede a una respuesta terapéutica. Pues no será lo mismo eliminar un dolor con corticoides o con morfina, que con un procedimiento de TN. En la primera situación (cortisona) se introduce una conducta hormonal que impone alteraciones disreguladoras en varios sistemas y órganos; con la segunda (morfina), mediante una conducta también específica y dirigida, se interviene químicamente en el ámbito de la percepción central sobre el síntoma dolor, afectando a su vez otras funciones cerebrales. Mediante los antiinflamatorios se busca la supresión de la respuesta fisiológica de inflamación del organismo.

En el caso de la TN, lo que se hace es producir un estímulo regulador, inespecífico, en un área específica del SN, para que sea el propio organismo -si es que todavía está en aptitud de hacerlo- el que encuentre un nuevo orden, y así como tuvo la capacidad de hacer un síndrome o enfermedad, también pueda recurrir a sus propios órganos y/o sistemas efectores de procesos de autorregulación homeostática para acceder a la curación y, de no ser posible, al alivio.

En este proceso intervienen también los cambios que la persona tiene oportunidad de hacer merced a la concienciación de lo ocurrido tanto en el proceso de enfermar como en el de sanar.

Debemos ser consecuentes y seguir con ese diálogo que iniciamos con el Sistema Nervioso Vegetativo, desaconsejando la reducción de la TN a tratamientos sintomáticos y locales. Gracias a los procesos de memoria del organismo, observamos con frecuencia que cuando neutralizamos una irritación principal (campo de interferencia), nos aparecen otras. Es lo que se llama el salto del campo o un "Diálogo con el Sistema Nervioso", y nos indica el siguiente foco de irritación al que debemos dirigirnos. Y así, conversando con la totalidad del SER, a veces se llega a la propia esencia.