Dolor orofacial y quemadura en la infancia.

02.03.2018

Paciente de 40 años de edad que acude a nuestra consulta por una neuralgia facial izquierda de más de 10 años de evolución. Además el paciente presenta sinusitis crónicas desde los 10 años y dolor intermitente en el brazo derecho que sufre de 2 a 3 episodios por año. El dolor orofacial se centra en la segunda y tercera rama del nervio trigémino.

Antecedentes personales: Sufrió una quemadura de 3º grado a los dos años de edad debido a un accidente doméstico en el brazo derecho y en el cuello. A los 23 años se le realizó una cirugía plástica reconstructiva en las quemaduras del brazo derecho, ésta operación fue traumática para él. Padece de bruxismo. 

Posibles campos interferentes: Sinusitis a los 10 años, extracciones de los 4 terceros molares (muelas del juicio) a los 25 años. Cistitis a los 35 años.

SESIÓN 1: (29/03/2017) Tratamos mediante terapia neural los nervios infraorbitorio, supraorbitorio y el área nasal. El paciente se va de la consulta más relajado y con menos dolor. Al día siguiente nos comunica que los síntomas de dolor y sinusitis han desaparecido, por lo que decidimos esperar para darle tiempo a su organismo para autoregularse, será su propio sistema nervioso el que nos guíe en su tratamiento. Es muy importante mantener la comunicación terapeuta-paciente para conocer de primera mano su evolución. Días después el paciente nos comenta que está totalmente asintomático por lo que decidimos no hacer nada más.

SESIÓN 2: (12/12/2017): Tras 9 meses sin dolor, dicho paciente regresa a la consulta con dolor facial derecho (exactamente los mismos síntomas que tuvo en la parte izquierda) y un dolor persistente a lo largo del brazo derecho que él mismo describe como "descargas eléctricas". La sinusitis no volvió a aparecer. Cuando le preguntamos cúanto tiempo llevaba sufriendo ese dolor nos contestó que 15 días, este dato nos hizo pensar en cuál fue la primera agresión que padeció el paciente (el primer momento en el que sus circuitos de autoorganización dejaron de ser biológicamente económicos o estables), por ello decidimos tratar con terapia neural el área de la cicatriz de la operación de cirugía  estética reconstructiva en  su brazo y antebrazo derecho. Minutos después de tratar la zona, el paciente sintió un cambio muy considerable tanto en el área facial como en el brazo. Al día siguiente el paciente nos comunica que se siente muy bien, que el dolor facial ha disminuido por completo y que en cuanto al dolor del brazo, siente un ligero hormigueo. 

SESIÓN 3: (13/02/2018): El paciente nos comunica que ha mejorado por completo después de la última sesión, por lo que decidimos no hacer nada y esperar. 

Nota: (1/03/2018): Tras una conversación telefónica con el paciente, él nos comenta que está muy bien y que los dolores no han vuelto a aparecer. El caso de este paciente es muy especial para mi, ya que nos hacer ver, una vez más, que el cuerpo humano es un todo, indivisible, y que por lo tanto un buen diagnóstico ha de seguir esta premisa. Mi pregunta es la siguiente ¿qué hubiera pasado si le hubiéramos tratado la cicatriz de la cirugía plástica en la primera sesión? ¿Habría mejorado de una forma más organizada y rápida? Mi intuición me dice que sí. En un primer momento me decanté por tratar directamente la zona del dolor sin escuchar con atención su historia de vida, ya que las quemaduras que sufrió con 2 años fueron una agresión muy importante para él. Años más tarde, la cirugía reconstructiva con 23 años actuó como "Segundo golpe", agravando todavía más la irritación inicial y provocando, además, otros síntomas a distancia. Esto es muy común cuando tratamos únicamente el dolor y no buscamos el origen, aquello que verdaderamente esté causando ese dolor. Hemos de entender el ser humano como un "todo" y prestar especial atención a la historia de vida de cada paciente, porque de lo contrario, el paciente tendrá que ir de especialista en especialista, dedicando mucho tiempo, esfuerzo y dinero en paliar unas dolencias que volverán a aparecer una y otra vez. Pondré un ejemplo para reflexionar acerca de la importancia de tratar siempre el origen de una patología. Imaginemos que el cuerpo humano es una rueda y que ésta sufre un "pinchazo" ¿Qué elegirías poner un parche y seguir hasta que se vuelva a romper y que cada vez el agujero se haga más y más grande? o ¿preferirías detenerte, analizar qué ha sido lo que originó el pinchazo y arreglarlo por completo?