Causas de artrosis y gonartrosis

17.11.2017

A continuación os dejamos un extracto del Dr. Pablo Rubén Koval donde nos explica las verdaderas causas de la artrosis, osteoartritis, coxartrosis, gonartrosis y espondilosis.

"La artrosis u osteoartritis es una enfermedad articular que se caracteriza por dolor, inflamación, deformación, limitación del movimiento. En las radiografías puede verse daño del cartílago articular, cambios en el hueso subyacente y en los bordes de la articulación. Pueden observarse osteofitos, los llamados picos de loro, pinzamientos, estrechamiento del espacio articular.

Todas estas modificaciones visibles en las imágenes radiográficas habitualmente no son la causa del problema sino que representan el resultado de un proceso que comenzó mucho tiempo atrás. El hecho de que se observe una deformidad articular no necesariamente explica el origen del dolor. El dolor es una de las formas que el organismo posee para expresar un desequilibrio, una pérdida de la armonía.


 De acuerdo a mi forma de entender el problema, el dolor representa el último eslabón de una cadena de al menos tres eslabones (ver imagen). Tratar el último eslabón de una cadena significa tratamiento sintomático, es decir solución temporaria sin resolución de la causa. Para ello se usan analgésicos, antiinflamatorios, kinesiología, etc.

El segundo eslabón en esta cadena está representado por la formación de hueso en lugares anormales (osteofitos, picos de loro), por la presencia de edema que puede presionar estructuras nerviosas y por contractura muscular disfuncional. Tratar este segundo eslabón con anti-artrósicos, corticoides o relajantes musculares también es ofrecer un tratamiento que no va dirigido a la causa, es paliativo y por lo tanto, no resuelve el problema.

El primer eslabón de la cadena suele ser un campo o foco interferente en cualquier sitio del cuerpo que con el tiempo provoca cambios morfológicos en el hueso, disco o cartílago vertebral o, genera contractura muscular.

Es decir que el proceso de la artrosis comienza muchos años antes con la acción irritativa de campos interferentes sobre el sistema nervioso. El sistema nervioso irritado pierde su capacidad para mantener en estado eutónico-eutrófico sus estructuras.

Fue la observación de enfermos con pies destinados a la amputación (pie diabético o pie arterial) lo que me permitió, ya hace muchos años, comprender cómo la actividad interferente de focos y campos comprometen la función trófica. Otra observación interesante que pude hacer en situaciones de pies prácticamente destruidos con áreas faltantes por infección y necrosis, es que el organismo sabe qué estructura existe en cada lugar. Al reparar, forma otro pie, limitado sólo por el tejido perdido, no forma cualquier estructura corporal, ni siquiera un bulto. Es decir que la actividad trófica además de ser renovadora y reparadora de células, tejidos órganos y estructuras, tiene la función de conservar la forma.

Desde esta óptica, las alteraciones en la forma tanto de tejidos blandos como de cartílago o hueso observadas en diferentes entidades clínicas (artritis, artrosis, disrupción discal. etc.) son, de hecho, alteraciones de la función trófica (atribuir dichos cambios a un simple desgaste mecánico o a la edad, es inconsistente). En la práctica clínica puede observarse la recuperación de la forma de diferentes estructuras tras la recuperación de la función trófica.

El tratamiento de elección y generalmente curativo es el del campo interferente causal. Para que las articulaciones se mantengan sanas, el organismo debe estar saludable. Las estructuras orgánicas requieren nutrientes, agua, oxígeno y eliminación de los productos de desecho; para todo esto es necesario un sistema circulatorio eficiente regulado a su vez por un sistema nervioso vital. Todos los sistemas deben funcionar en forma armónica y coherente.

La artrosis es en realidad la consecuencia de otros problemas. Representa una alteración funcional de los mecanismos que mantienen vital a las articulaciones y cuya causa debe buscarse en cada paciente individualmente. Por lo dicho, la articulación, como cualquier otra parte del organismo, no puede ser analizada como un elemento mecánico que funciona independientemente de la persona. Es un elemento vivo y está sometido a todos los cambios positivos y negativos, internos y externos, que sufre dicha persona.

El dolor y la limitación del movimiento pueden aliviarse y mejorarse enormemente aún en casos de articulaciones severamente deformadas. Es decir que el grado de compromiso no se relaciona directamente con la intensidad del dolor. El tratamiento debería estar dirigido a la causa y no a la consecuencia; tanto los calmantes, los antiinflamatorios como los relajantes musculares tratan la consecuencia; los medicamentos tapan el problema, no lo resuelven. El uso prolongado de analgésicos-antiinflamatorios puede ser causa de importantes efectos tóxicos. Respecto de los medicamentos "generadores" de cartílago, ningún estudio ha podido comprobar que eso sea cierto".